La madera en la historia de la humanidad

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Madera: recuerdo de la Sierra en la lejanía

Por Inocencio Fernández López. Geógrafo y exprofesor del Centro de Capacitación Forestal de Vadillo Castril.

Eikebor se quedó mirando el grueso fruto azul oscuro que pendía de la rama del árbol que crecía a una distancia de aproximadamente dos veces un tiro de piedra de su padre, el mejor lanzador del grupo que se refugiaba en las cavernas, excavadas en el talud de la rambla, cerca de la zona de albufera y al lado de un arroyo de aguas transparentes, que bajaba de la sierra pizarrosa y sombría que se elevaba al final de la planicie.

Al principio del otoño, su madre recogía estos frutos con frecuencia, pues tenían un sabor delicioso y se podían conservar hasta los días duros de los inviernos, cuando el paisaje se tornaba blanco y los vientos laceraban el rostro fuera del abrigo de la cueva.

Sus cinco años no le permitían alcanzar aquel fruto que destacaba de los otros por ser más grande y tener un color especial que invitaba a comerlo. Dio varias vueltas alrededor del árbol, pero este había desarrollado un tronco robusto y alto y no había manera de trepar a él. Miró alrededor entre los restos de un bosque abierto, con árboles, arbustos y un  matorral espeso, en el que le habían prohibido entrar, pues allí acechaban los grandes felinos, a la expectativa de merendarse a cualquier criatura que se pusiera a su alcance. Eikebor, era decido y no estaba dispuesto a renunciar a su fruto, con lo que buscó y rebuscó entre el follaje hasta encontrar un palo largo, con una horquilla en su parte más fina, se dirigió hacia la higuera, después se enteró que así se llamaba el árbol y retorciendo la horquilla, derribó el fruto que tanto anhelaba.

Aquel día, aprendió que los árboles de aquel bosque espaciado y el todos los que se perfilaban en la lejanía, además de los frutos, proporcionaban infinidad de recursos tales como el combustible para el fuego que permanecía siempre encendido, las puertas de gruesos troncos que taponaban las bocas de las cuevas que los defendían del frío, del calor y de los animales salvajes, las lanzas cuyas puntas afiladas le servían para matar los animales que necesitaban para su alimentación, los arcos y flechas con los que cazaban y guerreaban con otras tribus más al sur, los cuencos para escanciar la comida y hasta la los capachos con los que recolectaban las semillas y frutos que buscaban en los alrededores.

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Foto. Pineros bajando madera a principios del siglo XX. DGB-INIA.

Y es que los árboles, tienen un aspecto práctico y económico en la vida del hombre desde la más remota antigüedad: La madera.

La madera es un bien perecedero y renovable. Con el tiempo se pudre debido a numerosos agentes que la deterioran y por eso no ha llegado hasta nosotros los magníficos artesonados de edificios civiles y religiosos de tiempos pretéritos tales como las civilizaciones caldeas, egipcias, creta, griega o romana.

Con motivo de la construcción del templo de Salomón, éste, estableció una alianza con el Rey de Tiro, Hiram. Debido al contingente de hombres y medios implicados en la construcción del templo podemos asegurar que esta fue la primera explotación maderera de gran envergadura que se conoce en la historia: Dice la Biblia: “… Salomón hizo en todo Israel una leva de treinta mil hombres para el trabajo, enviando al Líbano diez mil por mes alternando dos meses en casa para que descansaran y cumplieran las tareas domésticas… Tenía, además, Salomón, setenta mil hombres dedicados al transporte y ochenta mil cortadores en el monte, además de tres mil trescientos que mandaban los grupos de trabajo…”

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Foto: Gran viga de madera arrastrada por caballerías a principios del siglo XX. DGB-INIA.

Marco Lucio Vitruvio Polion, fue un arquitecto, escritor e ingeniero romano del siglo I a. C. Escribió un tratado sobre arquitectura desarrollado en diez libros denominados “Los Diez Libros de Arquitectura”. Al final del libro segundo, dedica un capítulo a la madera. Siguiendo la filosofía de la época, cualquier materia estaba compuesta de aire, tierra, agua y fuego. Según el elemento predominante y concretamente a la madera, le confería su propiedad específica, estas propiedades trasladadas a la física actual, serían la dureza, flexibilidad, combustibilidad y todo el resto de propiedades que diferencian a unas maderas de otras para darles el uso requerido en cada ocasión

Él mismo, cuenta la siguiente historia en su tratado, hablando del alerce (Larix decidua): “Estaba acampado con su ejército el Divino César cerca de los Alpes y ordenó a los municipios que le abastecieran de víveres. Allí mismo había una fortaleza, llamada Larigno, cuyos habitantes, confiados en su protección natural, desobedecieron sus órdenes… Ante el portalón de la fortaleza había una torre, construida con madera, Rápidamente los soldados prepararon montones de ramas y de teas y cuando las llamas prendieron las ramas en torno a la torre de madera, corrió el rumor de que aquella inmensa mole había cedido en su totalidad. Se apagó el fuego, se normalizó la situación y apareció la torre intacta e inmune. Vistas las propiedades de esta madera y como en las ciudades eran frecuentes los incendios, ordenó que se  transportaran ingentes cantidades de la misma a las ciudades del curso del Po e incluso a  Roma…”

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Foto. Pineros preparando la cambra de traviesas de la última madera que se flotó por vía fluvial en España. Vadillo Castril 1949. Pablo Cavanillas.

Y es que la historia del hombre, tanto en la paz como en la guerra, está escrita en madera. A lo largo de la historia podemos encontrar numerosos escritos sobre la madera, el primero de ellos es el que mencionamos más arriba, Vitrubio. Aunque hay varios intermedios, tuvieron que pasar bastantes años hasta 1773, para que se escribiese el primer tratado serio dedicado a temas forestales, el título del mismo: “Tratado del cuidado y aprovechamiento de los montes y bosques, corta, poda beneficios y usos de sus maderas y leñas” cuyo autor es Henri-Louis Duhamel du Monceau, un ingeniero naval, abordando además en el texto las calidades del suelo y estación, un adelanto sobre la ecología de la madera y su selvicultura. En España, es en el siglo XIX, cuando avanza la investigación de las propiedades de la madera. El primer tratado en español se debe al Ingeniero de Montes Eugenio Pla y Ravé que en 1880 escribió el libro “Maderas de construcción civil y naval” en el que ordenó sistemáticamente el contenido de la obra, comenzando por la estructura anatómica de la madera. Pero sin duda fue,  el también Ingeniero de Montes Joaquín Mª Castellarnau i Lleopar entre los años 1894 y 1904, que publicó las descripciones micrográficas del sistema leñoso de las distintas especies madereras españolas, el que le dio el verdadero impulso a la investigación.

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Foto. Gran cambra de madera lista para ser botada por el río. Años cuarenta del s. XX. DGB-INIA

Como todos los montes, los de  nuestra Sierra, se ha extraído la madera de sus entrañas a lo largo de los siglos para el ejército, la marina, la iglesia, los palacios, las casas de las grandes ciudades o para el múltiple y variado oficio de la artesanía.

La madera es el sueño que vive la sierra lejos de sus límites, porque es el sonido del violín, el piano y la guitarra, la calidez del fuego del hogar, el balanceo del anciano en su mecedora, la que cuna el sueño del niño, la que reviste el interior cálido de numerosos hogares, lugares sagrados  y de culto, el olor que impregna y decora los bellos salones, el arte de innumerables estatuas y figuras; en definitiva, el recuerdo de lo bello y sagrado que todavía perdura en el hombre.

Foto de cabecera. José Miguel Nieto Ojeda

Actividades:

Sábado 10 de agosto, a partir de las 10 horas.

Son numerosas las actividades programadas en el festival sobre el aprovechamiento de la madera. Destacaremos las que se realizan el sábado:

10:30 H. Exhibición de apeo de árboles con hacha y tronzador, a cargo de dos experimentados y veteranos hacheros.

10:50 H. Concurso de apeo con motosierra.

11:10 H. Concurso de “pelaores” (descortezado de pinos con hacha).

11:30 H. Exhibición de ajorro de madera con medios mecánicos. Actuación de skider y tractores de cadenas a cargo de profesores y alumnos del Centro de Capacitación y Experimentación Forestal de Vadillo Castril.

11:50 H. Exhibición de arrastre de madera con caballos.

12:00 H. Carrera de arrieros: ajorre tradicional de madera con caballería.

12:30 H . Concurso de aserradores: corte tradi- cional de troncos con tronzador.

13:00 H. Concurso de leñadores: rajado de leña con hacha.

14:00 H. Concurso de hacheros: corte de tronco con hacha.

17:00 H. Exhibición de pineros (gancheros). Bajada de troncos de madera por el río.

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