PROGRAMA 2014: LOS PASTORES DEL BOSQUE FLOTANTE (MUESTRA DE CINE ETNOGRÁFICO)

I Muestra de Cine Etnográfico y Documental: Los pastores del bosque flotante.

Autor: Rufino Nieto Ojeda. Ex-Profesor del Centro de Capacitación Forestal. Especialista y escritor de Temas Serranos.

Comenzamos la I Muestra de Cine Etnográfico y Documental con un excelente documental, ganador de varios premios que, en gran parte, se grabó en estas Sierras. Vadillo Castril fue el punto de partida para la parte andaluza de la película. 

Este documental muestra las peculiaridades del transporte fluvial de la madera en la mísera España rural de la mitad del siglo pasado. Todas las vivencias han sido narradas por los protagonistas, madereros andaluces, castellanos y valencianos. Rufino Nieto, uno de los colaboradores del rodaje, nos cuenta más detalles sobre este extraordinario documento.

Los pastores del bosque flotante video

Los pastores del bosque flotante

En la primera edición del festival se proyectó la película El río que nos lleva del director de cine cazorleño, Antonio del Real, basada en la novela del mismo nombre de José Luis Sampedro, que había fallecido sólo unos meses antes de la celebración del festival. Siguiendo con el criterio de divulgación de los oficios desaparecidos en la serranía, la película seleccionada este año, Los pastores del bosque flotante, también versa sobre una de las profesiones serranas más genuinas: los pineros.

En este caso se trata de una película documental, toda una obra maestra sobre la arriesgada actividad de los operarios que realizaban el transporte fluvial de maderas por nuestros ríos y que ha sido acreedora de distintos galardones en cuantos certámenes sobre cine documental etnográfico se ha presentado.

Producida por Mba Comunicación, con guión de José Carlos Díaz y dirigida por Salvador Castillejos,  Los pastores del bosque flotante, nos muestra, magistralmente, con imágenes de época la técnica tosca, y a la vez de depurada precisión, que posibilitaba que maderadas de miles de troncos recorriesen centenares de kilómetros río abajo, desde las altas Sierras pinariegas, hasta los lugares de desembarque cerca de los puntos de consumo. Además, guionista y director, han sabido aunar a la técnica escrupulosa del transporte fluvial de maderas, los aspectos sociales, etnográficos e históricos, narrados en primera persona por sus protagonistas, alguno de los cuales ya ha fallecido. Así, a lo largo de la hora que dura su proyección, el director nos va mostrando el desgarrado testimonio de gancheros del Alto Tajo, pineros de la Sierra de Segura y madereros valencianos. Cabe destacar, igualmente, el enriquecimiento de los contenidos de la película con las aportaciones de distintos estudiosos del tema, entre los que resalta, como no podía ser de otra forma, el escritor José Luis Sampedro, hasta el punto que el título del documental ha sido sacado de uno de los párrafos de su novela El río que nos lleva: “el río bravo sigue adelante, prefiriendo la soledad entre sus tremendos murallones, aislado de la altiplanicie cultivada y de sus gentes, para que nadie venga a dominarle con puentes o presas con utilidades o aprovechamientos. Sólo los gancheros se atreven a convivir con él, y aún así parece encabritarse para sacudirse a los palos de sus lomos y enfurecerse más aún contra los pastores del bosque flotante”.

La elección de este documental para el II Festival de la Sierra y el Hombre no ha sido casual, si consideramos el significado de Vadillo Castril en la actividad de los pineros, tanto por haber sido desde tiempos remotos un aguadero de madera -lugar donde se botaba la madera al río- como por haber salido desde Vadillo, en el invierno de 1948-9, la última maderada de la historia sacada por este método en España. Aunque la saca por vía fluvial se ha practicado históricamente por múltiples ríos ibéricos, tales como el Irati, Segre, Ebro, Tajo, Júcar, Segura, etc. fue el Guadalquivir con sus afluentes (Guadalímar, Borosa, Aguascebas, Guadalentín …) los que se llevan la palma, tanto por la cantidad de madera transportada anualmente -en torno a medio millón de piezas al año en la década de los 40 del pasado siglo-, como por la permanencia de la actividad en la historia, siendo estos ríos serranos los únicos por los que se bajaron maderadas después de la contienda

 

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