Estamos de cumpleaños. En esta tercera edición del FSH celebramos también el 30 aniversario del Parque Natural. Tendremos una exposición fotográfica de estas tres décadas, y el viernes día 5, a las 18:30, en el marco de la Muestra de Cine Etnográfico y tras la proyección de la película «Los ojos del lobo» celebraremos un foro-debate para discutir que ha supuesto este tiempo en el discurrir de la Sierra y los serranos. Además, en la revista oficial del FSH, Sierra y Hombre, la directora conservadora publica este gran artículo haciendo memoria y balance.
XXX Aniversario del PARQUE NATURAL DE LAS SIERRAS DE CAZORLA, SEGURA Y LAS VILLAS. Por Mª Teresa Moro Martínez Directora-Conservadora del P. N. de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. (artículo publicado en la Revista Sierra y Hombre nº 3). Fotos de J.M. Nieto.
El 15 de marzo de 2016, se celebró el treinta aniversario de la declaración de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, como Parque Natural. En nuestra región fue el segundo espacio reconocido con esta distinción.
Desde un punto de vista histórico, la regulación de estos pagos o determinadas zonas de los mismos, se puede remontar al siglo XVI, pues en estas sierras ya habían existido normativas que ordenaban las actividades en el Sierra y Hombre nº 3 |29 monte, como las Ordenanzas del Común de Segura, publicadas en 1580, las cuales, regulaban el aprovechamiento tanto de las tierras, como aspectos singulares de la misma, como de los fuegos (ya sea en labores, rozas o rastrojos o para guisar); de la corta de árboles y del aprovechamiento de la madera y su comercio; de la repartición, por parte de los señores, de las sierras de agua; de la recolección de frutos (las bellotas, nueces y avellanas); de la ganadería; de las veredas; de las fuentes; de los animales, (para la caza y pesca), etc.
Así mismo está documentado, que a finales del siglo XIX, se realizaron varios proyectos de ordenación de montes públicos, con el fin de regular sus aprovechamientos, de la madera o los pastos, y con la finalidad de provocar su regeneración equilibrada.
En época más reciente, en 1960 se creó el Coto Nacional de Caza de las Sierras de Cazorla y Segura, con una superficie que comprendía 70.000 hectáreas, situadas en pleno corazón del actual espacio protegido. Esta figura cinegética trataba de regular la caza mayor y proteger de un modo más efectivo tanto las especies autóctonas, como aquellas que se habían introducido.
En la década de los 70 del siglo anterior, se llegó a plantear la posibilidad la declaración de Parque Nacional. Así, en el año 1974, Rosendo García Salvador, jefe del Distrito forestal de Jaén, anunciaba que se estaba planteando tal posibilidad, tras una reunión mantenida en la casa forestal de la Torre del Vinagre en la que participaron expertos españoles y americanos en conservación de la naturaleza.
El primer reconocimiento internacional sobre este espacio llegó con su declaración, en 1983, como Reserva de la Biosfera de la UNESCO, dentro del Programa MaB, Hombre y Biosfera.
Posteriormente, el 15 de marzo de 1986 se publicó en el BOJA el Decreto 10/1986, de 5 de febrero, POR EL QUE SE DECLARA EL PARQUE NATURAL DE LAS SIERRAS DE CAZORLA, SEGURA Y LAS VILLAS y que se expresaba así en su introducción:
“Andalucía es una de las Comunidades Autónomas españolas, de mayor riqueza y variedad de recursos naturales. Sus grandes áreas naturales mejor conservadas coinciden, en general, con regiones económicamente deprimidas, donde existe un escaso desarrollo. La Agencia de Medio Ambiente consciente de esta realidad ha iniciado un programa de ecodesarrollo para este tipo de regiones, en su mayoría zonas de montaña, en las que se lleve a cabo un desarrollo basado en las actividades tradicionales y en la potenciación de aquellas otras que sean compatibles con la preservación del medio natural en cuestión, respetando la personalidad y sinfonía propia del área.
El Parque Natural implica la ordenación de los recursos en todo su ámbito territorial, con miras a lograr un equilibrio entre el necesario progreso económico y social de todos sus pueblos, y la conservación del patrimonio natural y cultural para las futuras generaciones.”
Así, tras su declaración, llegó el primer instrumento de planificación que fue completamente novedoso, el Plan de Uso y Protección, publicado en marzo 1989.
Pero ¿cuál era la situación de partida?
En 1983 se encargó al Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA), un estudio sobre la delimitación de las comarcas españolas más deprimidas de España. De las 55 que se analizaron, 12 estaban en Andalucía y de ellas la Sierra de Cazorla estaba en doceavo lugar y la de Segura en el quinto.
Los habitantes de estas sierras, y especialmente los que vivían en las aldeas del interior del espacio, carecían, en numerosos casos, de servicios asistenciales y educativos, de luz eléctrica o agua corriente y se encontraban prácticamente aislados del exterior, con comunicaciones impracticables.
Paralelamente a la declaración del Parque Natural, se estaba produciendo el declive de la actividad de Explotaciones Forestales, debido a los cambios en la política de abastecimiento maderero seguida por RENFE a partir de los años sesenta.
El ecodesarrollo, que propugnaba el Decreto de declaración del Parque Natural se tradujo en dos planes Plan de desarrollo integral, y posteriormente, del Programa de Fomento del espacio protegido que puso en marcha el Instituto de Fomento de Andalucía (IFA, 1989).
Pero fue el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), el 1 de enero de 1986, el hecho más determinante para gestar el desarrollo socioeconómico de estos territorios, con la aplicación de las ayudas directas y de los Fondos Estructurales de la Política Agraria Común (PAC).
En el conjunto del espacio protegido se implementaron el Plan de ordenación del territorio de la Sierra de Segura y el Plan de Desarrollo Sostenible, ambos aprobados en 2003, con el objetivo final de mejora del nivel y calidad de vida de los habitantes del Parque Natural.
En los 30 años transcurridos desde la declaración del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas se ha producido un gran avance socioeconómico especialmente en las actividades que tienen su fuente de recursos en valores endógenos del mismo, entre las que destacan: la agricultura y ganadería ecológica, los aprovechamientos forestales y el turismo de calidad.
Así es interesante señalar, la incorporación de criterios de calidad en las producciones ecológicas, la Marca Parque Natural, dos denominaciones de Origen de Aceite de Oliva Virgen Extra, y la obtención de la Indicación Geográfica Protegida para el Cordero Segureño, son ejemplos de la buena calidad de los productos del Parque Natural.
El turismo, sector clave en la socioeconomía de los municipios del espacio natural, se ha visto reforzado por los criterios de calidad sostenible, habiendo contado para ello con la apuesta decidida tanto desde las instituciones públicas como de empresas y asociaciones por un turismo de calidad (Carta Europea de Turismo Sostenible, Marca Parque Natural, Sistema Integrado de Calidad Turística en Destino, Q de calidad, ISO 14001, ISO 9001).
La participación de la población del espacio protegido, en la gestión sostenible del mismo, se pone de manifiesto a través de los foros de participación como el de la CETS, la creación de una red de voluntariado ambiental, la puesta en marcha de programas de educación ambiental, etc.
Se han mejorado las infraestructuras de uso público; se han creado nuevos equipamientos y remodelado otros; se ha ampliado la oferta de turismo activo, ecoturismo, turismo gastronómico o cultural.
En materia de conservación, los esfuerzos se han centrado en el seguimiento y desarrollo de actuaciones de conservación de las especies más amenazadas y de los grupos de fauna más desconocidos. A través de la aplicación de los diferentes programas de conservación, seguimiento e inventario de ámbito regional de especies naturales autóctonas (aves necrófagas, águila perdicera, anfibios, cangrejo de río autóctono, especies de flora de altas cumbres, actuaciones sobre la trucha común, quirópteros, anfibios y reptiles, invertebrados, etc.) y otras actuaciones de carácter más local (flora endémica), se ha generado un aumento importante del conocimiento sobre las especies amenazadas presentes en nuestro entorno, recogiendo información referente a su distribución, estado de sus poblaciones y principales amenazas para su conservación.
Uno de los acontecimientos más remarcables de los últimos años ha sido la reintroducción del quebrantahuesos con sueltas controladas desde el año 2006; especie que había desaparecido de este territorio en 1986.
El nivel de conocimiento ha aumentado considerablemente en relación a grupos de fauna para los que la información era muy exigua poniendo de manifiesto la relevancia de este espacio para la conservación de diversos anfibios y reptiles, quirópteros cavernícolas y forestales, pequeños mamí- feros como el topillo de cabrera (Microtus cabrerae), invertebrados como el cangrejo de río autóctono (Austropotamobius pallipes) o la mariposa Graellsia isabelae. En este sentido, se destaca el apoyo a proyectos de diversas entidades investigadoras para la obtención de datos relativos a fauna, flora, recursos geológicos y recursos genéticos de interés para la gestión de la Parque Natural. También es notable la mejora de las instalaciones de apoyo para la conservación de la biodiversidad, entre otros, la reforma del Jardín Botánico Torre del Vinagre y la creación en 2010 del Centro de Referencia de Fauna Acuícola Amenazada.
Además se han realizado actuaciones de control y seguimiento de especies y poblaciones alóctonas y de lucha contra el uso de venenos.
Se ha ampliado el conocimiento sobre el estado sanitario de las especies cinegéticas mediante el Programa de Vigilancia Epidemiológica de la Fauna Silvestre, entre otras cuestiones para detectar la presencia de agentes pató- genos (incluyendo enfermedades de declaración obligatoria) y evaluar los riesgos sanitarios para las propias especies silvestres, el ganado doméstico y el ser humano.
El modelo de gestión forestal que se ha venido desarrollando para favorecer la conservación y mejora de los masas forestales se ha orientado principalmente a alcanzar una progresiva diversificación de los pinares de repoblación, a potenciar las comunidades vegetales originales (quercíneas y otras frondosas) y a conservar las masas forestales de alto valor para la protección del suelo, así como se han evitado las transformaciones drásticas del paisaje y se ha avanzado en la lucha integrada contra erosión y plagas. Por otra parte, es destacable el avance importante en la ordenación legal y administrativa de los montes públicos, lo que va a favorecer la persistencia y estabilidad de los sistemas forestales presentes y la obtención del máximo de sus utilidades y rendimientos, sin comprometer la conservación de los valores naturales. Esto también se ve reforzado en la apuesta por la calidad y diversidad de los productos forestales que se producen en los montes de estas sierras y el valor añadido de los productos que han obtenido el sello de gestión forestal sostenible mediante la Certificación Forestal de los montes públicos.
Dado el alto riesgo de incendios forestales inherente a estos bosques mediterráneos, el dispositivo para la lucha contra incendios forestales (PLAN INFOCA) se ha mejorado y ampliado hasta alcanzar un sistema consolidado de infraestructuras, recursos humanos y logísticos. A este respecto, destacan las diversas actuaciones de restauración hidrológico-forestal y reforestaciones para restaurar las zonas incendiadas de los últimos años al objeto de recuperar la cubierta vegetal, reducir los procesos erosivos, recuperar el equilibrio y la diversidad de las formaciones vegetales y conservar la capacidad biológica y el potencial productivo de los suelos de las áreas quemadas.
De la misma manera, se ha producido un interés creciente por la ganadería ecológica, se ha incentivado el aprovechamiento de pastos y se han realizado iniciativas para el fomento de la trashumancia. En su conjunto, se ha trabajado para aprovechar las sinergias entre las necesidades de conservación y el fomento de los aprovechamientos tradicionales: tal es el caso de la incorporación del pastoreo controlado para la prevención de incendios en el Parque Natural.
Las diversas expresiones culturales de la población que vive en los municipios del Parque Natural suponen un aspecto realmente singular en este espacio, que no sólo representan a su rico patrimonio histórico-cultural, sino que suponen un atractivo turístico de reconocido prestigio a nivel local y nacional, destacando:
Recuperación del deporte autóctono de Los Bolos Serranos.
Festivales de diversa índole: Festival Internacional del Aire; Festival La Sierra y El Hombre; Certamen de pintura rápida Mercedes Fernández; Festival de teatro de Cazorla; festivales de música.
Numerosas Actividades Festivas, mayoritariamente de carácter religioso, relacionadas con emplazamientos en parajes naturales, en las que se promueven valores culturales, relacionados con antiguas historias, gastronomía local, viejas costumbres.
Ferias para la promoción de los productos locales y naturales, entre las que destaca BioSegura, que ha celebrado su XV edición en el municipio de Beas de Segura.
En estos 30 años también ha destacado el trabajo de participación realizado por la Junta Rectora de este Parque Natural que acoge y coordina una amplia representatividad de agentes sociales y económicos de todo el conjunto del ámbito del espacio.
Son muchas las áreas de mejora que aún quedan pendientes para que el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, consiga su máximo desarrollo socioeconómico y conservador, por tanto son numerosos los retos pendientes para conseguir que este espacio natural protegido llegue a posicionarse en el nivel que le corresponde como el espacio único que es.