Teresa “La Arriera”.

BN Nava con arriera

Teresa “La Arriera”. Las mujeres invisibles de nuestras Sierras.

Por Paz Garrido. Pedagoga y capataz forestal. Directora del Centro de Educación Ambiental y Aula de Naturaleza del Cantalar.

Todavía puedo imaginarlas con su cuerpo semitendido sobre las piedras del río, con las manos sumergidas en la helada agua pero con humor suficiente para conversar animosamente con el resto de mujeres. De los tiempos de grandes ingenieros de madera y reforestaciones nadie se acuerda de ellas, las invisibles, las madres y abuelas de todos, ellas una vez más están detrás de las historias pero no tienen nombre.

Desde pequeña he visto su foto en un estante, era una mujer ruda con expresión seria a la que mi madre llama Teresa “la arriera” mi bisabuela. Su historia es como la de otras muchas mujeres a las que le tocó sobrevivir en un tiempo de hombres pero que con tesón y ternura forjaron vidas llenas de generosidad infinita.

No había cambiado los dientes y ya ayudaba a sus padres con las tareas de la huerta y con el ganado, mientras cuidaba de sus hermanos pequeños. Uno de los pineros la enseño a poner su nombre de lo que estaba tan orgullosa. Logró sobrevivir en un entorno cuya cifra de mortalidad infantil resultaría hoy escandalosa.

Se casó siendo casi una niña y pasó de ayudar a sus padres a ayudar a su esposo; se quedó viuda muy joven y llena de hijos a los que supo educar con firmeza y amor. De la riata de burros y mulos que atesoró durante su matrimonio encontró la manera de sacar a su familia adelante, eran los mejores mulos de la zona y encontraban trabajo con facilidad. Poco a poco sus hijos fueron sustituyendo su tarea aunque nunca dejó de dar una vuelta a las cuadras para mirarlos una y otra vez con ojos de agradecimiento y orgullo, aquellos animales eran el pilar de su alimentación, de sus ropas y los que le permitieron llevar una vida digna.

BN viveristas
Esta imagen y la e la cabecera corresponden a mujeres trabajando en el vivero forestal de la Nava de San Pedro (año 1963) Foto INIA. Arriba: Teresa “La Arriera” Foto Paz Garrido.

Esta es sólo la historia de mi bisabuela, pero hay otras muchas historias llenas de trabajo, de superación y de coraje, historias que nadie escribirá pero de las que estoy segura muchos serranos han oído contar a sus abuelas o madres.

Lo peor del paso del tiempo es que si no estás en la historia es como si no hubieses existido, pero ellas las mujeres de la madera, de las reforestaciones, del campo y los viveros forestales todas ellas aunque no aparezcan en los anuarios nunca desaparecerán de nuestros recuerdos, porque ellas representan la semilla de una sociedad serrana solidaria, resistente frente a las adversidades y a las que nunca después de una interminable jornada de trabajo, no sólo no remunerada sino en ocasiones no reconocida, nunca les falto el aliento para juguetear con sus hijos o abrazarles frente a la hoguera para darles calor. A todas ellas y en su memoria.

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