Trashumancia en el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas
Textos y fotos de Mª Carmen García Moreno. Veterinaria Oficial de la Oficina Comarcal Agraria (OCA) de Cazorla.
La trashumancia, considerada en un sentido amplio como el desplazamiento oscilatorio del ganado entre áreas de producción vegetal complementaria (en invierno se desplazan hacia las tierras bajas de la campiña para regresar a las majadas del estío a mediados de la primavera), sigue jugando un papel relevante en el Parque Natural, no sólo como medio de vida de determinados ganaderos, sino también como mantenedora de recursos y paisajes de gran interés patrimonial y estratégico.
El origen de la trashumancia se remonta probablemente a las migraciones de los herbívoros salvajes, antes de la domesticación neolítica pero tiene un reconocimiento legal cuando Alfonso X en 1273 creó el Honrado Concejo de la Mesta donde se regulaba la anchura legal de las vías pecuarias ( que todavía hoy subsiste a lo largo de 125.000 kilómetros y más de 400.000 hectáreas en la Península Ibérica) Hay que destacar la importancia de la ganadería en la historia de España con dos ejemplos: el primero, es que el Siglo XIV la lana era el único producto que generaba divisa en España y el segundo, es que el Siglo XVII la lana era el único producto español que cotizaba en la bolsa de Amsterdan.
Foto: Paso por la calle de la Mesta de Burunchel
Actualmente, la trashumancia está en declive al igual que la ganadería y sólo en ciertas comarcas de España sigue realizándose de una manera activa siendo el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas el principal núcleo de ganaderos trashumantes de la totalidad del territorio Español. Aproximadamente 50 ganaderos (principalmente del municipio de Santiago – Pontones) con unas 24.000 cabezas realizan unos 75km. a pie con una duración que oscila entre los 7 y 10 días hacia las dehesas de Sierra Morena. Utilizan los pastos de las altiplanicies del Parque (como son los Campos de Hernán Pelea) en los meses de verano y otoño y los dejan descansar las estaciones de invierno y primavera. Estaciones, en las que la relativa cercanía de zonas complementarias desde el punto de vista climático y, por tanto, en cuanto al aprovechamiento de los pastos (Sierra Morena), ha favorecido un esquema «transversal» de movimiento pecuario característico. El ganado que mueven principalmente es el ovino de raza segureña aunque también hay que destacar rebaños con razas ganaderas en peligro de extinción como son: en el caso del caprino; la Negra Serrana, la Blanca Andaluza y en el caso del vacuno; la Pajuna, la Negra Andaluza y la Berrenda en Negro. Destacable igualmente, es la presencia de dos ganaderías de Lidia.
Foto. Contando ganado en el Puerto de las Palomas.
Estos desplazamientos estacionales, de diferentes especies y razas autóctonas, que incluyen al ganado bravo, generan una importante actividad económica y constituyen un elemento modelador y conservador del paisaje a la vez que combina una sabia utilización de los recursos naturales (pastizal, razas ganaderas y biodiversidad) con los conocimientos locales sobre los usos del tiempo y del territorio, en perfecta armonía con el medio ambiente.
La trashumancia debe de ser protegida para que los sistemas extensivos que dan vida y funcionalidad a las cañadas no se pierdan. Además, los ganaderos auténticos protagonistas de dichos sistemas deben de ser apoyados por parte de la administración para que su cultura y conocimientos (del medio, de los animales y de la utilización del territorio) no se pierdan. Por ello, es necesario una mejora sustancial de las infraestructuras de las vías pecuarias (refugios, señalización, delimitación) así como, de las condiciones de vida y trabajo de los ganaderos. Es urgente y necesaria una dignificación del oficio y el reconocimiento social hacia la labor productiva y medioambiental que realiza.
Foto. Ovejas segureñas por Cañada Morales.